Desarrollo de capacidades organizativas de mujeres indígenas de Chiapas
para producir hongos comestibles
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Los talleres emplean una metodología participativa que busca la reflexión individual y en grupo de las actoras sobre su realidad y sus capacidades organizativas para la producción de hongos comestibles, y reforzar sus procesos y vínculos organizativos. Los talleres de integración u organizativos centran al grupo de participantes sobre la reflexión de lo que representa integrar grupos productivos de mujeres indígenas, sensibilizadas en la importancia de la participación y en los aspectos fundamentales de la organización para el trabajo.
Los participantes recibieron ejemplares de los manuales de organización y de producción que son herramientas que permiten repasar lo aprendido, y además sirven para puedan comunicarlo o compartirlo con otras personas interesadas en sus familias y en la comunidad.
Los participantes recibieron ejemplares de los manuales de organización y de producción que son herramientas que permiten repasar lo aprendido, y además sirven para puedan comunicarlo o compartirlo con otras personas interesadas en sus familias y en la comunidad.
En el sentido más inmediato, los talleres ofrecen a las productoras un espacio de reflexión individual y en grupo sobre su realidad y sus capacidades organizativas para la producción de hongos comestibles, y para reforzar sus procesos y vínculos organizativos, considerando sus necesidades prácticas y estratégicas de género y fomentando su participación.
En un sentido mucho más amplio, la propuesta del modelo de producción de hongos se fundamenta en la comprensión de que la lógica de la economía campesina está presidida por el bienestar y no por la ganancia. En la unidad productiva familiar lo que se busca no es maximizar la rentabilidad sino mejorar la calidad de vida. El trabajo familiar no es una mercancía por la que se paga sino una capacidad que ejerce, como tampoco son mercancías los recursos de los que se dispone si no fueron comprados. Esta lógica subyace también en la división familiar del trabajo y en la definición cultural de los roles de género.
La familia campesina está sometida a una presión económica creciente por la sociedad de mercado que los ‘obliga’ a comprar más mercancías. En el contexto actual, esta presión afecta desigualmente a hombres y mujeres, y suelen ser ellas quienes deben incrementar más su aportación ‘no pagada’ a la economía familiar. Es justamente como respuesta a esta situación que el modelo de producción de hongos comestibles en módulos se plantea como una alternativa productiva que conjunta la doble función de generar bienestar (alimento) y ganancia (ingreso por ventas), y que puede ser manejada y controlada por mujeres.
En un sentido mucho más amplio, la propuesta del modelo de producción de hongos se fundamenta en la comprensión de que la lógica de la economía campesina está presidida por el bienestar y no por la ganancia. En la unidad productiva familiar lo que se busca no es maximizar la rentabilidad sino mejorar la calidad de vida. El trabajo familiar no es una mercancía por la que se paga sino una capacidad que ejerce, como tampoco son mercancías los recursos de los que se dispone si no fueron comprados. Esta lógica subyace también en la división familiar del trabajo y en la definición cultural de los roles de género.
La familia campesina está sometida a una presión económica creciente por la sociedad de mercado que los ‘obliga’ a comprar más mercancías. En el contexto actual, esta presión afecta desigualmente a hombres y mujeres, y suelen ser ellas quienes deben incrementar más su aportación ‘no pagada’ a la economía familiar. Es justamente como respuesta a esta situación que el modelo de producción de hongos comestibles en módulos se plantea como una alternativa productiva que conjunta la doble función de generar bienestar (alimento) y ganancia (ingreso por ventas), y que puede ser manejada y controlada por mujeres.
Esta página web comparte los resultados del proyecto “Desarrollo de capacidades organizativas de mujeres indígenas de Chiapas para producir hongos comestibles”, que se realizó en 2010 con recursos del Programa de Coinversión Social, perteneciente a la Secretaría de Desarrollo Social. Empero, la SEDESOL no necesariamente comparte los puntos de vista expresados aquí por los autores.